Sé, entonces, que tendré que esperarte miles de días para que en una noche se olviden las tristezas que amenazaban tu vivir, y aunque sólo me queden esperanzas de una gran añoranza, esperaré sin ninguna condición.
Y los días con sus noches vendrán, pasarán entre nuestros ojos y con nuestros miedos y éxitos, ambos estaremos ahí, en los lugares que dijimos estaríamos y que dejamos al azar del destino.
Sin embargo, a pesar del tu gran encanto y de tu sufrir, mi viveza y grandeza se debilitan, me confunden y aturden, me encantas y me desencantas. Así me siento y así a veces no me siento cuando hablo contigo, es así como te siento ahora. Pero las circunstancias, la vida, enfermedades y pesares, no serán lo suficientemente severos como para que te deje de pensar.
En días y noches me pongo a visualizar cómo es que podrías explicar eso a lo que tienes miedo, qué será el modo de dejarlo en el olvido. Sin embargo, sé que gran parte de lo que percibes lo puedes dejar de concebir, y entonces, el miedo se elevaría al alba para fundirse con los astros que pongo a centellear por ti.
Mientras pasan los momentos y el destino nos acerca, trataré de mejorar eso que contigo he podido dirimir, esas situaciones que, como las tuyas, sólo uno puede terminar. Quiero y sé que estaremos bien para ese instante, ese que se extenderá, uniéndonos, de forma singular.
Tan sólo quisiera que sepas que aunque la vida pase tu permanencia será constante, y aunque distante, las almas por sí mismas buscarán sus caminos, senderos que nos llevarán a los más inmaculados terrenos de lo posible de imaginar. Tendremos el mundo entre nosotros, ya que cada acción vivirá por y para nosotros.
Dadas las circunstancias, me quedaré esperando una señal divina, la cual me indique tu presencia y viveza. También te escribiré muchas historias, las mismas que serán parte de nuestras vidas por vivir.
Esperaremos como el invierno a la primavera, como la vida a la muerte, como el amor a la tristeza, pero nosotros aguardaremos solos para conformarnos en una unidad intangible pero creciente que podrá desaparecer.
La vida, solamente ella. nos dirigirá al bello porvenir, para ti, par mí, para ambos.