En un lugar
llamado México
El
México contemporáneo es una mezcla de costumbres, recursos naturales, bellezas
artificiales y mujeres de todo tipo. Desde las entrañas
de la tierra, la que deja que nazca el agave y el maíz, una nación emerge entre
sus caídas y orgullos.
Por encima de los cielos estrellados y debajo de ellos, viaja un aire que
ventila cada sendero de gloria, aquellos donde los mayas y teotihuacanos
fundaron sus ciudades y sus pirámides.
Entre sus cascadas, ríos, bosques y desiertos, se muestra el sentimiento
que dormido está en cada uno de los habitantes que, de vez en vez, recuerdan lo
que este país les da cada día. Por cada una de las batallas ganadas –o perdidas
–entre los revolucionarios, los tiranos y el pueblo abnegado, se muestra el
carácter de una visión y cultura unificadora.
Desde las cumbres de las sierras, donde vuelan los anhelos y la sombra del
águila que se posó en un nopal para comer una serpiente, en esas cúspides se
percibe el orgullo azteca. Entre los sabores del mezcal, las tortillas y el
mole negro, se esconde el sudor de matanzas, guerras, conquistas y opresiones.
Desde los límites de la selva en Guatemala y Belice, el océano Pacífico, el
Río Bravo y el océano Atlántico, se conforma una ilusión que se distingue por
una bandera tricolor. Por en medio de las calles empedradas, los edificios
antiguos, las iglesias y los campos, las personas recorren sus sueños, esos que
en un momento serán parte del éxito o el fracaso de una acción.
Entre sus mujeres, niños y hombres, se edifican las ideas que la legua
española sólo puede comprender y compartir. Entre el Sol abrasador, el frío
espeluznante, la riqueza de unos cuantos, la pobreza de millones y la alegría
incesante es que México es una región inigualable y extraordinaria.
Sí,
ese México maravilloso se construye en gran parte por la opinión pública, la
descripción e información que las principales televisoras del país exponen ante
las pantallas de cada hogar, es el medio de comunicación masiva más incluyente
de todos los que existen. Todo lo expuesto en la TV es de un modo no siempre
certero u objetivo, sino controlado, editado y manipulado para generar
resultados específicos a corto, mediano y largo plazo. Todo eso sucede ante la
percepción de muchos que saben qué pasa pero omiten qué quisieran que pasara en
el país porque sólo piensan que lo que pueden hacer que pase, no pasará.
Un
gran dilema…Entonces, México es, pues, una nación plagada de dogmas, costumbres
e ideologías viciadas por unos cuantos. Y a pesar de que muchos hablan de libertad
en la expresión mediática televisiva, en
estos últimos 13 años las noticias han estado de un solo lado, el lado de los
que tienen poder político, dinero o la capacidad para hacer que alguien viva o
muera sin sentido aparente.
Así
son las noticias en México, así es la televisión en esta región, por eso hay
que entenderla un poco más, ser conscientes de eso que vemos siempre.
13 años de evolucionar –involucionar
–informativamente y políticamente
Desde
el año 2000 la política y la sociedad mexicana comenzó a modificarse, todo por
uno de los cambios más importantes de la era democrática mexicana, la caída del
Partido Institucional Revolucionario (PRI) y la llegada del Partido Acción
Nacional (PAN) fue el parte aguas que dio una nueva generación de información, democracia
y sociedad.
En
ese ciclo, el Gobierno mexicano a cargo de Vicente Fox exponía una política
social abierta, liberal y hasta mordaz. Tras más de 30 años de presión
estatal, los medios televisivos y sus programas informativos se abrían ante las
opiniones de expertos para criticar, desmentir, informar y mentir acerca de
cualquier tema. No obstante, este tipo
de discurso político-informativo era parte de una estrategia, cual objetivo era
hacer pensar que había un cambio radical en todos los aspectos del Estado.
Acción que sólo fue una aparente evolución democrática ya que los abusos de
poder y la corrupción gubernamental fue muy poco atendida por los noticieros
televisivos de México. Las principales productoras y repetidoras de contenidos
en la República Mexicana, Televisa y TV Azteca, siempre oponían, ocultaban o
editaban las noticias según su conveniencia.
“En
dos siglos de historia en México tiene un registro muy documentado de cómo las
formas más perniciosas del gobierno han prevalecido por encima de los principios
constitucionales, no como una rareza, sino como un hábito común del poder”
(Gertz Manero, Alejandro; Maldonado Venegas, Luis, 2010, p. 56).
Y
entonces la tradición del PRI se volvió herencia en el PAN, las condiciones
sociales y el crecimiento del país fue marginal o casi mediocre, el Producto
Interno Bruto (PIB) creció en promedio 1.77% al año durante la gubernatura de
Vicente Fox. Hubo estabilidad pero esa calma y constancia no eran suficientes
para disminuir drásticamente la tasa de desempleo ni servía para hacer que los
pobres se unieran a la Población Económicamente Activa (PEA).
La
información publicada diariamente por los noticieros televisivos era –es–
escueta, trivial y subjetiva, sólo pocos medios culturales promovían acciones
reales y congruentes, sin embargo, éstos eran –son–, en su mayoría, revistas y medios poco comunes y por lo tanto
poco o casi desconocidos o con poca penetración entre la gente mexicana.
La
televisión se conformó, entonces, como una secretaría del Gobierno, proveyendo
contenidos y productos que sólo creaban una opinión sesgada de todos los
acontecimientos, mismos que millones de personas consumieron y adoptaron como
verdad absoluta. La sociedad, al paso de los años se dividía y se consolidó en
tres grandes bloques, los desinteresados, los aparentemente informados y los
conscientes y estudiados. Todos dentro de un país, cuyo Gobierno sólo trabaja
para unos cuantos, sí, para muy pocos. ¿Por qué?, por el simple hecho de que
los ricos siempre pueden generar más riqueza y al contrario, los pobres, sólo
generan gastos, desde su filosofía de poder. Durante 5 años del mandato de Fox,
la aparente libertad de expresión se degradó a punto de volverse un
espectáculo, de modo que las noticias eran burlas, fallas o críticas no
constructivas de políticos, famosos y servidores públicos. Tanto que hasta el
mismo ex presidente Vicente Fox fue expuesto y mitificado como un idiota,
verdad que con un poco de raciocinio cualquiera podría dirimir pero gracias a
la televisión todo el mundo lo percibió y conoció al inepto mandatario
mexicano. Si no creen eso, recuerden cuando dijo que “Jorge Luis Borgues era un
buen escritor argentino”. La prensa mexicana
lo hizo pedazos y su credibilidad cayó, haciéndolo ver como un simple títere o
bufón.
Los
encargados de dar noticias se convirtieron en cómicos de toda clase, por un
lado salían los pseudocomunicadores, quienes presentaban notas o videos con un
tono poco crítico. Incluso varios noticieros comenzaron a usar
edecanes–supuestas profesionales del periodismo –para engalanar los noticieros.
Las noticias se decían entre chistes y hasta un dizque líder de opinión
disfrazado como payaso gritaba y decía cómo debería ser el país.
En
esos años, todos los noticieros empezaron a autocuestionarse y a ser
aparentemente más tolerantes, ponían programas o contenidos relativamente
críticos pero que finalmente no esclarecían la situación real que la sociedad
mexicana pasaba. Era una simple estrategia para hacer ver a los televidentes
que ellos –los empresarios de las noticias televisivas –son también gente
pensante y que querían ayudar al progreso de los menos culturizados. Cuestión
que siempre ha sido cuestionada y estereotipada por ellos mismos desde el inicio
de la TV en México.
“Las
relaciones públicas y el control de los medios masivos de comunicación han sido
parte de las naciones democráticas desde la era moderna. Hoy en día, las
estrategias han cambiado pero el fin de éstas es el mismo, someter y manipular
a las masas para así controlar la condición social sin peligro de una
revolución o reclamo masivo” (Chomsky, Noam, 1998, p. 131).
Es
pues, que ante la carrera por la presidencia del 2006, las opiniones y
tergiversaciones informativas fueron clave para que las opiniones públicas de
los entonces candidatos a presidentes Andrés Manuel López Obrador y Felipe
Calderón Hinojosa fueran conducidas a puntos importantes donde las posturas
políticas de millones de mexicanos fue viciada por contenidos especiales de la
TV.
Chomsky,
Noam (1998) considera que una de las estrategias de manipulación de los medios
masivos de comunicación es la de “crear un problema y a la vez ofrecer una
solución. Se crea un problema, una
situación que cause alguna reacción en el público, este es el principal de los
pasos que desea que acepten”. (p. 92). Dadas las circunstancias anteriores las
televisoras desde ese entonces, el año 2001, cumplen con crear mala fama y/o
hacer buena imagen y prestigio a empresas o a alguien. Nadie está a salvo de la
televisión.
Gertz
Manero, Alejandro; Maldonado Venegas, Luis (2010) explican que “en nuestro
modelo político, predomina la tendencia hacia la concentración mediática y
empresarial, promoviendo a las legendarias figuras del cacique o personaje
político dominante que prescinde, lo más que puede, de las instituciones y
leyes y ejercitan su funciones con arreglo a usos y costumbres autocráticas”.
(p. 80).
El
ciclo presidencial de Felipe Calderón (2006-2012), dictaminado por un fraude
electoral, es más un ciclo de terror y violencia, que un periodo de crecimiento
socioeconómico. El PIB promedio durante los 6 años de presidencia panista de
Calderón no fueron suficientes para generar un progreso en la vida diaria,
puesto que el 1.9% de alza anual de dicho índice fue sólo bueno para consolidar
las fortunas de los que más tienen. A eso hay que sumarle más de 100 mil muertos
por la guerra en contra del narcotráfico.
Y en
cuanto a las televisoras, todas
siguieron la temática anterior pero ahora le sumaron estrategias, descontentos
e ingobernabilidad en numerosos estados de México. Ante eso, la televisión se
vuelve un aliado para poder legitimar el sexenio. A modo de “reality shows”,
las dos televisoras del duopolio de medios audiovisuales mexicano mostraban
acciones represoras ante el pueblo mexicano, tales como Acteal y Texcoco.
Poblaciones donde el abuso de la autoridad cayó para demostrar el largo y duro
brazo de la ley.
“La
acción comunicativa depende de contextos situacionales que a su vez son
fragmentos del mundo de la vida de los participantes en interacción”.
(Habermas, Jürgen, 1992, p.358). Justamente, así como el teórico y filósofo
Habermas describió, así el gobierno de Felipe Calderón instaura el uso de
Televisa y TV Azteca a su favor.
Ya
en el 2012, en vísperas de la huida de Calderón, las elecciones presidenciales
de julio pondrían a favor de algún personaje –Enrique Peña Nieto– el destino de
la gente por otros 6 años. Y tras otro fraude, Peña Nieto gana la presidencia y
asciende al poder en diciembre del 2012.
Los
medios, como siempre, fueron partícipes y socios del triunfo de Peña Nieto. En
este caso, Televisa, fue acusado en innumerables veces por el semanario mexicano
Proceso y por el diario inglés The Guardian por manipular la imagen e
información sobre Peña Nieto y López Obrador. Hecho que aunque se corroboró y
denunció pasó inadvertido e inconsistente por el Tribunal Federal de la Nación
con lo que se volvió a conceder aprobación a acciones que violan la democracia
y la inteligencia de todo aquel que vive en México.
Es
claro que las Televisoras, principalmente Televisa, trabajan junto al Gobierno
Federal para imponer una cultura que en vez de enseñar, degrada la mente e
impone una ideología de falsa felicidad ante los problemas diarios.
Chomsky,
Noam (1998) decía que “los medios de comunicación promueven en el público la creencia de que está de
moda ser estúpido, vulgar e inculto.” (p. 112).
¿Es una moda ser pobre, desempleado y sin educación en
México?
Bajo el esquema democrático y neoliberal
del Estado Mexicano es seguro que más que moda, el tener carencias y poca
solvencia económica se traduce en parte de un destino. Un destino casi siempre
fatal y desaventurado. Durante los años en que gobernó el PAN los planes
“Oportunidades” y el “Plan Nacional de Desarrollo” y la “Cruzada Contra el
Hambre”, ahora con el PRI, se han usado para supuestamente palear la pobreza y
disminuir el hambre de las familias más necesitadas.
La realidad es, que como se ha hecho en
los últimos 30 años, México no sólo ha dejado desprotegidos a más de 55
millones de pobres, sino que ha permitido que la vida de la muy pequeña clase
media se fragmente y disgregue cada vez más.
Y tras más de 6 meses de la gubernatura de
Enrique Peña Nieto, México parece estancarse, una vez más, en una crisis, la
inflación creció un 4.4% en el primer trimestre del 2013, las industrias de la
construcción y la manufactura también presentan caídas del 2.1% y 1.7%
respectivamente, a eso hay que añadirle una ola de aumentos en los alimentos y
el peaje del transporte público.
Entonces, qué más falta que pase para que
la gente se canse y exija un gobierno ejemplar. Qué falta.
Bibliografía
- Teoría de la Acción Comunicativa,
JürgenHarbermas, 1992, Editorial Taurus.
- Democracia Real y Poder Ciudadano, Alejandro
Gertz Manero y Luis Maldonado Venegas, 2010, Editorial Porrúa.
- Noam Chomsky, Secretos Mentiras y Democracia,
1998, Siglo XXI Editores.
- Instituto Nacional de Geografía y Estadística
(INEGI).
- Secretaría del Trabajo y Previsión Social
(STPS).